No sé ni por qué ni cómo me perdono la vida cada día.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Tiembla.

Tus ojos se abren como cada mañana y como siempre es el pie izquierdo el que parece apoyarse primero débilmente en el suelo. Caminas sin rumbo aparente y en busca de nada hasta llegar a un destino que poco significa nada para ti.

Trabajas duro, como si tu vida fuera en ello, pero no consigues lo esperado; no apoyas tu pasión en lo que haces. Estás en camino de nuevo, esta vez te conduce a casa, nadie se encuentra contigo. Todos vuelven también a casa como si sus pies hubiesen puesto el automático, con un ritmo no demasiado rápido, no demasiado lento, sin hacer demasiado ruido pero sin dejar de ser sigilosos, no queriendo marcar la diferencia.

¿Te das cuenta de que aunque te mueves no dejas de estar parado en un rincón? Cada mañana te levantas esperando nada y eso es precisamente lo que encuentras. Actúas sin instinto y no te sientes orgulloso de lo que haces. Dejas guiar tus pasos por unos pies que no parecen los tuyos y siempre llegas a un destino que no buscabas. Ahora sí deberías pararte, escabullirte de tu realidad para formar parte de tus sueños.

Vibra, descubre lo que eres, lo que quieres hacer de ti y del mundo que te rodea. Da un paso que te acerque a ese nuevo horizonte que has marcado. ¿Lo sientes?

Ahora sí. Estás marcando la diferencia y el suelo, tiembla.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Sólo os sangro cuando nadie puede oírme.

Quien te quiere de verdad nunca se aleja.
He oído tantas veces esa frase que me voy a quedar sorda, y cada vez me resulta más inútil que la digáis. Quien te quiere de verdad (y cumple sus promesas) nunca se aleja. Y mis promesas no duran quinientos días.

- Si ellos no vienen, recurriré al plan ve.
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