No sé ni por qué ni cómo me perdono la vida cada día.

lunes, 19 de mayo de 2014

Eclipse.

He visto en sus ojos las cenizas, que advierten que quedó algo de ese fuego ardiente. También he visto en otros ojos la tierra donde un día eché raíces. Los destellos esmeralda, también, y el mar azul de dudas. Es en el momento en el que todos tropiezan de golpe, y se forma un eclipse. Donde todo lo bueno, y todo lo malo se unen. El odio y el amor se cogen de la mano y es entonces cuando te das cuenta, de que no has abierto los ojos por ti misma.

Han cambiado el color, y entonces ya no hay fuego, ni océanos, ni tierra, ni cielo, ni cenizas. Sólo oscuridad.
Y es que una vez me dijeron, que si no existiera la oscuridad, no necesitaríamos la luz. Por eso quizá todo necesite su parte buena, y su parte mala, que se complementen siempre. Que no es la una sin la otra.

martes, 22 de abril de 2014

Yo ya no sé.

Yo ya no sé todas las veces que he jurado, y que me han jurado.
Yo ya no sé todas las conversaciones que he borrado con lágrimas en los ojos, la de recuerdos que he tirado por la papelera a pesar de que no quería. 
Yo ya no sé las veces que han jugado conmigo, y las veces que yo he jugado con la gente.
Yo ya no sé las veces que he perdido y que he ganado. 
Yo ya no sé las veces que he cambiado de idea, las veces que he dibujado con los ojos cerrados, las veces que he pedido un deseo a estrellas fugaces que ni existían, las veces que me ha dolido aquí, dentro del pecho, las veces que mamá me ha dicho que deje de llorar, y las veces que he tenido que escuchar a papá maldecir a quien no ha sabido valorarme. Yo ya no sé, en serio. ¿Por qué he de estar tan segura de que esta vez será la definitiva? ¿Quién me garantiza que no habrá más daño, como siempre lo ha habido? ¿Quién me garantiza que sabré conformarme? ¿Por qué no puedo ser como todo el mundo?

Yo sólo sé que si tú sí, yo también. Pero si yo sí y tú no, yo ya no sé.

martes, 28 de enero de 2014

Para elle.

Si me dijeran que hoy es mi último día, no dudaría en confiarle mi vida a elle.

Es capaz de hacerte sonreír aunque su alma llore, capaz de quedarse a tu lado aunque su interior pida a gritos marcharse, capaz de luchar por ti aunque tenga las espadas sin afilar.
Te ve llorar y llora contigo, te ve reír y ríe contigo. Si estás mal te da la lata hasta que se te pase.
Es como mi hermana pequeña. Llevamos juntas desde que nacimos, ella es olvidadiza, un desastre. Y yo soy la hermana mayor, la que la cuida al mismo tiempo que ella me cuida a mí. Pensamos en las mismas cosas, y siempre decimos las mismas tonterías. Sí, sé que todos los amigos se comportan así cuando cogen cariño a una persona. Pero ninguno podrá permitirse el lujo de ser como elle.

Sigue a mi lado después de tanto tiempo, apoyándome en todo, y nunca me ha fallado. 
Sería capaz de fallarse antes a sí misma que a alguien que le importa. Gracias por todo, una vez más, Ll.

姉 と して。(Ane to shite).

sábado, 21 de diciembre de 2013

Tiembla.

Tus ojos se abren como cada mañana y como siempre es el pie izquierdo el que parece apoyarse primero débilmente en el suelo. Caminas sin rumbo aparente y en busca de nada hasta llegar a un destino que poco significa nada para ti.

Trabajas duro, como si tu vida fuera en ello, pero no consigues lo esperado; no apoyas tu pasión en lo que haces. Estás en camino de nuevo, esta vez te conduce a casa, nadie se encuentra contigo. Todos vuelven también a casa como si sus pies hubiesen puesto el automático, con un ritmo no demasiado rápido, no demasiado lento, sin hacer demasiado ruido pero sin dejar de ser sigilosos, no queriendo marcar la diferencia.

¿Te das cuenta de que aunque te mueves no dejas de estar parado en un rincón? Cada mañana te levantas esperando nada y eso es precisamente lo que encuentras. Actúas sin instinto y no te sientes orgulloso de lo que haces. Dejas guiar tus pasos por unos pies que no parecen los tuyos y siempre llegas a un destino que no buscabas. Ahora sí deberías pararte, escabullirte de tu realidad para formar parte de tus sueños.

Vibra, descubre lo que eres, lo que quieres hacer de ti y del mundo que te rodea. Da un paso que te acerque a ese nuevo horizonte que has marcado. ¿Lo sientes?

Ahora sí. Estás marcando la diferencia y el suelo, tiembla.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Sólo os sangro cuando nadie puede oírme.

Quien te quiere de verdad nunca se aleja.
He oído tantas veces esa frase que me voy a quedar sorda, y cada vez me resulta más inútil que la digáis. Quien te quiere de verdad (y cumple sus promesas) nunca se aleja. Y mis promesas no duran quinientos días.

- Si ellos no vienen, recurriré al plan ve.

martes, 19 de noviembre de 2013

Cuando estés, y cuando no estés. Yo estaré.

Hoy la calle podría estar menos vacía. Hoy podríamos habernos quedado escuchando música rock en el salón, como solíamos hacer. Hacía tanto frío que sólo aguantaba abrazos de tu talla. Hoy habríamos sido un día más, una preocupación menos. Hoy podrías haberme mirado a los ojos y hacernos sonreír de nuevo.
Hoy, podría haberte despertado a besos.
Hoy, podrías haberme hecho muy feliz.

domingo, 3 de noviembre de 2013

A, tú.

¿Me creerías? Si te digo que, después de todo este tiempo, ¿no he aprendido aún a escribirte? Tenía que decirte tantas cosas que han quedado atrapadas en el olvido, que a veces, hasta muero de rabia.
Y, bueno, hace frío sin ti, pero se vive. Aunque Noviembre me haya traicionado.

¿Me creerías? Si te digo que, no hay lugar donde no te pueda encontrar, miro a un lado y sigo viéndote. Sigo pensando que en alguna calle nos encontraremos de nuevo, a oscuras. Y nos iremos, tú a la izquierda y yo a la derecha, sin mediar palabra, porque ahora ya, ''no nos conocemos'' (por fuera). Y por dentro nos sabemos de memoria.

¿Me creerías? Si te digo que, mi alma está a tus pies, y aún así te empeñas en pisarla, y no en bailar con ella. Que cada rincón, ahora lluvioso de este círculo, acarrea recuerdos que tu mente empeña en borrar. Me sigo aquí, sin poder salir, dando vueltas hasta cansarme, para mañana seguir el mismo recorrido, y acabar donde siempre, ahora sin ti.

Y si te dijera, que aún soy tan imbécil, 
de seguir esperando,
que vuelvas a pedirme atención con sabor a mí,
mientras el interior se me retuerce entre rencor,
ira, tristeza, rabia, o yo qué sé lo que será
¿me creerías?..
Pues claro que no.
 Porque me creíste muchas mentiras, y ahora no puedo esperar que te creas esta verdad. 
Si quieres, algún día, (o alguna noche) puedes volver. Cuando pienses que lo tienes todo destrozado, cuando creas que no hay nadie a quien tirarle la toalla, cuando intentes cometer el error de echar a ese niño inocente con el que descubrí que las rosas entre las páginas de los diarios, también se marchitan.
Cuando te decidas a volver, (al fin y al cabo, tienes que venir a barrer, los cardenales a medio, las pecas de tinta y las medias lágrimas que me dejaste), estaré aquí, como siempre lo he estado.
Al fin y al cabo sólo es eso...que me dejaste.





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