Todo quedó en una mañana tranquila bañada de recuerdos que le recomían la cabeza. Mientras que miraba por la ventana, salía el sol.
Salía el sol y nevaba, y mientras hacía el examen.
¿Cómo puede nevar y yo aquí encerrada?
Y...pobre chica, no se había dado cuenta de que mientras que todas las cosas buenas pasaban, ella siempre había estado encerrada.
Las cosas buenas pasan cuando uno menos se lo espera, no cuando cree que están pasando. Se encuentran en los pequeños detalles, en las medias sonrisas, en las miradas de reojo, en unos calcetines de regalo... no en cuatro copos de nieve.
ResponderEliminar(No tenemos miedo a sufrir por si nos abandonan, ya que sabemos que aunque no estemos con alguien, somos dependientes igual. De hecho, es una excusa más bien tonta, porque nos duele igual y nos sentimos con el mismo derecho a reprochar... Ais.)
L.